jueves, 5 de noviembre de 2009

Que hacer cuando nada parece dar resultado - Parte 3

#1. -ANTE TODO, EXAMINA TU PROPIA VIDA

Hace mucho tiempo un grupo de médicos que me examinaba, me diagnosticaron que necesitaba cirugía de corazón abierto. Me dijeron que si quería gozar de una larga vida y de salud, que tenía que someterme a esta cirugía. ¡Esa no es la mejor noticia que puedes recibir! Se trataba de algo muy serio, fue un golpe para mí y para mi familia.

¿Qué hice? Lo primero que hice fue encender el gran proyector de Dios sobre mi corazón para examinarme y examinar mi propia vida. Quería averiguar si había pasado por alto cualquier cosa que necesitaba enmendar. Jesús dijo, "... y cuando estén de pie orando, perdonen lo que tengan contra otros, para que también su Padre del cielo les perdone sus culpas" (Marcos 11,25).

Si sentía envidia, celos, discordia, ira o cualquier cosa contra alguien, quería saberlo. Dije, "Dios mío, examíname para conocer mi corazón, mira si mi camino se desvía, y me sentiré feliz de sacarlo a la luz" (Salmo 139,23).

Sabía que si no cerraba toda abertura, Satanás encontraría la oportunidad de entrar. El no tiene poder alguno a no ser que se lo demos. Leemos en la Palabra "... ni den lugar al diablo" (Efesios 4,27).

Job tenía una cerca alrededor de él. El diablo tuvo que admitir la verdad ante Dios cuando dijo "Tú mismo lo has cercado y protegido a él, a su hogar y a todo lo suyo" (Job 1,10). Una cerca es una pared que el diablo no puede atravesar.

Leemos en el libro de Job que Dios permitió que Satanás traspasara la cerca porque aunque Dios puso una cerca en su derredor y lo tenía perfectamente protegido, permitió que el temor invadiera su vida. Había una abertura. El dijo "me sucede lo que más temía, lo que más me aterraba me acontece" (Job 3,23).

Sin duda, Job, en medio de toda esa protección, permitió que el temor invadiera su vida. El temor le abrió la puerta a Satanás para que entrara y tratara de destruirlo de la manera que aparece escrito en el libro de Job.

Examina tu vida. Tienes una cerca en tu derredor. La sangre de Jesucristo está sobre ti y en tu derredor acampan los ángeles del Señor. El Señor va delante de ti, y Su bondad y lealtad te seguirán todos los días de tu vida (ver Salmo 23). Debajo de ti están los Brazos Eternos. Esa cerca que tienes alrededor tuyo, la pueden romper la ausencia del espíritu de perdón, los celos, la envidia, la discordia, la mezquindad, la codicia, la lujuria, los deseos impuros, o cualquier pecado no perdonado.

Muchas veces la ira irresoluta rompe la cerca. "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo" (Efesios 4,26). Si la Palabra de Dios no está obrando para ti, examina tu vida primero. Examínate a ti mismo, para que Dios no te juzgue (ver 1 Corintios 11,31). "Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres" (Romanos 12,18). Perdona a tu esposa. Perdona a tu esposo. Leemos en la Escritura, "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo." (Efesios 4,32).

Mantén la contienda fuera de tu vida. Dios no obrará por ti mientras vivas en una rebelión abierta contra la Palabra de Dios. ¡Examínate!


. . .continuará

No hay comentarios:

Publicar un comentario