lunes, 23 de agosto de 2010

Amor y Matrimonio - Parte 3

Si usted hace lo opuesto a lo que la Palabra de Dios le dice que haga, destruirá la dignidad de un hombre. Usted puede tomar al hombre más bajo, al hombre más repugnante, y al hombre más indigno y en tanto que usted obedezca la Palabra de Dios y diga lo que Dios dice de él, él se parará como un príncipe ante Dios, como alguien quien hará algo para el reino de Dios.

¡Si usted ama a su esposo verdaderamente, estas cosas no son difíciles de hacer. A manera como obedece la Biblia, él en regreso hará cualquier cosa en el mundo por usted! Asi es como la relación matrimonial funciona. Es una relación de dar y tomar. Dar y tomar, dar y tomar, dar y tomar...

Pedro escribió esto sobre relaciones matri¬moniales: ...Asimismo vosotras, mujen?s, estad sujetas a vuestros maridos; pana que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin pala¬bra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa (I Pedro 3:1,2).

Si usted trata a su esposo de acuerdo con esta escritura, verdaderamente le tocará el corazón. Una actitud realmente cristiana en una esposa especialmente hacia un esposo no salvo, hará que él desee a Jesucristo.

De nuevo, Pedro continúa en I Pedro 3:3 y 4: Vuestro atavío no sea el extemo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del comzón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

¡No existe nada más repulsivo que una mujer bellamente adornada, vestida elegantemente, con inmaculado cuidado, elegante en apariencia externa, quien es fea y grocera y mala en lo que hace y dice!

La Biblia dice: Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo... Proverbios 11:22).
Es bueno adornarse bellamente, pero también adórnese a sí misma "en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios."

Un espíritu apacible, amable y pacífico es precioso a los ojos de Dios. Un espíritu duro, dominante y varonil no sienta bien con una mujer. ¡Sea lo que Dios intentó que fuera!

Ahora, veamos algunas escrituras concernientes al esposo: Efesios 5:23 dice: Ponqué el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

Esta escritura no dice que el esposo debe ser el amo o el dictador. El es la cabeza —el factor guía— en la familia. Alguien tiene que ser el líder y Dios ha dicho que sea el esposo.

Mi esposa tiene una influencia muy grande sobre mí. Nosotros discutimos la cosas.

Cuando usted ama a alguien, usted le escucha. Nosotros nos amamos. Nos decimos todo el uno al otro.

No tenemos secretos. Somos uno en el Espíritu. Muchas veces sus consejos me dan el equilibrio necesario.

Pero, en el análisis final, sabemos que después de orar, alguien debe tomar una decisión. Ese es el lugar del esposo. Eso no quiere decir que él lo sabe todo.

Quiere decir que existe una comunión entre los dos. El esposo, como cabeza de la familia, tiene una responsabilidad con Dios por su esposa. El tiene que defenderla, guiarla y protejerla.

¡Algunos hombres ven a sus esposas tomarse hacia áreas que espiritual o moralmente son incorrectas y nunca les dicen una palabra! ¡Ellos son responsables ante Dios!

El esposo es la cabeza—el protector—"Asi como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador."

Efesios 5:24 dice: Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, asi también las casadas lo estén a sus mandos en todo.

Hombres, ciertamente si ustedes no están dispuestos a someterse a sí mismos a Cristo, entonces no deben esperar ejercer ninguna autoridad en el hogar.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:25).

¡Así es cuanto debe amar a su esposa... Así como Cristo amó la iglesia!

Una esposa no tendrá problemas en someterse a un esposo que la ama a ella tanto como Cristo ama a la iglesia. Cristo se presentaría a si mismo una iglesia en glorioso esplendor, sin mancha ni arruga o cosa semejante, que sea santa e impecable.

Es la responsabilidad del esposo ver que su esposa esté llena de esplendor y gloria, y sin falta.

Continuemos con nuestro texto en Efesios 5:28-29: Así también ¡os maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

Ponqué nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia.

Usted ve, los hombres hacen estas cosas para sí mismos y también debieran hacerlas para sus esposas. Esto es, sustentarla, protejerla cuidadosamente y quererla "como también Cristo a la iglesia."

No trate a su esposa como un trapo viejo, no le hable feo, no use mal lenguaje, no la trate mal y no sea tacaño con ella y los niños. ¡Algunas esposas tienen mucho que soportar!

Efesios 6:4 habla sobre el papel del padre en el hogar: y nosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,—no les causen resentimiento —sino cnadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Colosenses 3:18-21 dice: Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.

Maridos, amad a vuestras mujeres—sean cariñosos y compasivos con ellas—y no seáis ásperos con ellas.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.

Padres, no exasperéis a vuestros hijos—no sean duros con ellos o les acosen—para que no se desalienten.

Demuestre su afecto. Demuestre su amor. ¡Algunas personas viven como una papa fría!

Tome tiempo para decir: "Te amo." Vocalice su afecto.

Recuerdo un día cuando estábamos recien casados. Me enojé con mi esposa, Dodie. ¡Decidí no asociarme con ella o hablarle en todo el día. Caminé por la casa tan pomposamente como pude hacerlo—orgulloso de estar enojado con mi esposa!

¿Sabe lo que ella hizo? Se escondió tras una puerta. Luego saltó detrás de mí cuando yo pasé por ahí. Ella saltó sobre mi espalda y me tomó del cuello. Ella gritó: "¡No te voy a soltar hasta que te des por vencido!"

Me hizo tanta gracia, que no puede seguir enojado. ¡Que maravilloso es tener una esposa que no le permite a uno estar enojado!

La Biblia dice "demuestre su afecto". Oí de un hombre que no había besado a su esposa en veinte años... ¡Le disparó a otro hombre por que él la besó!

¡Marido, usted es el único que su esposa tiene—sea afectuosos! ¡Si usted es uno de los que en el pasado creía que simplemente "no es del tipo afectuoso" está equivocado! Dios lo creó a usted. El dice que usted ES afectuoso. ¡Sea a-fectuoso!

El esposo debe tomar primero su lugar como la cabeza y guía de su hogar. Luego la esposa se someterá y subordinará a sí misma a aquel que la cuide.

La Primera de San Pedro 3:7 dice: ...Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas (vuestras esposas) sabiamente (en la relación matrimonial), dando honor a la mujer como (físicamente) un vaso más frágil, (y realizando que ustedes) y como cohen?deras de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Sea inteligente, tenga conocimiento de como Dios dice que usted debe vivir en su relación matrimonial. Honre a su esposa, demuéstrele afecto, permita que el amor cemente su matrimonio en Dios.

Alguna gente no puede expresar su cariño porque guarda rencor. Han guardado resentimientos en su corazón por muchos años. La Biblia dice que deben perdonarse el uno al otro.

Efesios 4:32 nos dice: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os penionó a vosotros en Cristo.

¡No sea duro o amargo!

Recuerdo a un pastor lleno de amargura en su corazón. Se hizo más y más amargo. El diablo lo convenció de que hacía lo correcto. Estaba cegado por su propia amargura hacia su esposa. El endureció su corazón. El no perdonaba. Pronto el diablo lo tenía convencido de que debía dejar a su esposa y abandonar a su familia. Era una situación triste y lastimosa. El mismo, estaba engañado porque no tenía perdón en su corazón.

No sea duro o amargo. Perdone.

Tenga una riña de vez en cuando. Díganse el uno al otro lo que piensan. No se enoje y guarde la cólera en su corazón. Nadie puede vivir junto con otro por mucho tiempo sin tener unas cuantas discuciones. Simplemente vocalice sus problemas. Discútalos abiertamente. Luego reconozcan que se aman. Permita que el amor reine en su matrimonio.

Haga lo que Dios le dice que haga en Su Palabra. El sabe lo que funciona. ¡El lo creó a usted!

Una vez estaba teniendo grandes problemas con mis sentimientos heridos hacia una persona. Mi esposa me auydó en esta situación. Ella me exhortó a actuar en amor (I Juan 4:20). Ella me ayudó a ver que yo necesitaba amar a esa per¬sona. Cuando lo hice, yo estaba obedeciendo la Palabra de Dios. Me ayudó.

Como podría perseguir uno a mil y dos hacer huir a diez mil (Deuteronomio 32:30). No hay un par mejor que un esposo y una esposa.

¡Dé gracias a Jesús por su compañero!

Nosotros tenemos al Espíritu Santo para que traiga una demostración de que Satanás es un adversario vencido.

¡Escuche! Mientras que usted está demostrando la derrota de Satanás y ayudando a otros, no permita que el diablo le haga resbalar a usted. Como una serpiente él tratará de destruir y arruinar todo lo que usted ama.

Cuando usted sale a hacer el trabajo de Dios y Dios le está bendiciendo y usando, el diablo está enojado. El hará todo lo posible por pararlo. El lo detendrá de cualquier manera que pueda.

Oiga esta palabra profética del Señor:

Repara tus cercas. Repara tus cercas. Ten cuidado. Se sobrio. Está alerta. El enemigo ve bien tu casa. El la estudia y por sus estrategias planea su batalla. El está intensamente preocupado por lo que tú estas haciendo por el reino de Dios. Asi que, ten cuidado. Cuidado. Se sobrio. Está alerta.

Repara tus cercas. Repara tus cercas. Proteje lo que Dios te ha dado. Demuestra tu autoridad sobre el enemigo en tu propio hogar.

Demuestra amor. Entonces podrás hacer un trabajo mucho más grande para Dios. Si tú no protejes tu hogar, entonces mientras tú andes afuera haciendo el trabajo del Señor, el enemigo te cortará la linea de provisión, y te traerá la ruina.

¡¡¡Proteje tu hogar!!!

sábado, 21 de agosto de 2010

Amor y Matrimonio - Parte 2

Smith Wigglesworth. un hombre podero-samente usado por Dios dijo: "Después de Dios, todo lo que soy en mi ministerio se lo debo a mi esposa." Y siguió contando que cuando era un plomero exitoso en Inglaterra, haciéndose próspero al arreglar las viejas mansiones y casas allí, algunas veces trabajaba siete días por semana. Dice que se enfrió en su espíritu, y realmente se volvió hacia atrás.

Ahora, cuando usted se echa hacia atrás y no anda en comunión con Dios, no está interesado en las cosas de Dios. Y cuando alguien lo está, le trae convicción a usted.

"Vas mucho a la iglesia," le dijo a su esposa.

"No puedes ir más. Conozco suficiente sobre la Biblia para saber que el hombre es la cabeza de la mujer. Debes obedecerme. Y yo dije, 'no irás a la iglesia,' así que no irás más."

Ella sonrió dulcemente y dijo: "Ahora, Smith. tú eres la cabeza de este hogar, y eres mi esposo. Lo que digas en esta casa se hace. Y sabes tanto como yo que yo no te descuido a ti o a los niños, o la casa en ninguna forma. Pero tú no eres mi Señor. Jesús es mi Señor. Y la Biblia nos dice que no dejemos de congregarnos. La Biblia me dice que vaya a la iglesia y yo voy a ir."

"Bueno," relató él, "Yo rabiaba y protestaba y prácticamente maldecía. Y finalmente un día le dije: "Si vas esta noche—te dejaré afuera." Pero ella fue—y la dejé afuera. Ella no tenía la llave de la casa y no pudo entrar. A la mañana siguiente bajé, abrí la puerta de atrás, y ahí estaba, toda envuelta en su abrigo, arecostada de espalda contra la puerta. Había estado ahí toda la noche. Cuando abrí la puerta, casi cae dentro de la cocina. Pero ella saltó, sonrió y dijo: '¿Bueno, cariño, cómo estás esta mañana?'

Ella fue tan amable y dulce, pero me hubiera sentido mejor si se hubiera enojado conmigo. Pero no lo hizo. Sólo preguntó: '¿Qué quieres para el desayuno?' Y me preparó mi desayuno favorito.
"Está bien, está bien," le dije, "Estoy equivocado."

"Ella tan sólo me mostró el amor de Dios.

Pero al mismo tiempo se mantuvo firme. Si ella hubiera dejado la iglesia y me hubiera seguido a mí, ambos estaríamos en problemas."

Lo he visto ocurrir. En los 12 años que he sido pastor he oído a mujeres decir: "Mi esposo no quiere que venga a la iglesia. En vez quiere que vaya aquí y haga tal y cual. Yo pensé que quizá lo gane." Y vi a esas mujeres hecharse hacia atrás con sus esposos. Con el tiempo, algunas regre¬saron a tener comunión con Dios, pero no recuer¬do a ninguna de quien su esposo fue salvado.

Pero por otro lado, recuerdo a muchas mu¬jeres fieles en esas iglesias, quienes tenían a matones por esposos que les habían prohibido venir a la iglesia.

Una mujer en particular, tuvo un tiempo terrible. Pero si usted necesitaba inspiración, y si estaba tratando de predicar y el culto parecía muerto—todo lo que tenía que hacer era mirarla a ella, y le inspiraría a predicar. Su rostro siempre resplandecía como una señal de neón.
Una noche mi esposa me dijo: "¿Cariño, notaste los pies de la hermana María?"

"No, no los noté. ¿Había algo malo?"

"Bueno," ella dijo. "Es que tenía solo galochas puestas." ¡Galochas! No ha llovido en un mes. ¿Por qué estaba usando sus galochas!" "Joe no quería que ella viniera a la iglesia. El estaba enojado y le escondió sus zapatos."

El creyó que si le escondía sus zapatos, ella no iría. Pero ella se puso sus galochas y siguió adelante. Estoy seguro que si él le hubiera botado las galochas, ella hubiera venido descalza.
Ella era una mujer mansa, pero la recuerdo diciéndome: "No lo quiero dominar en ninguna forma. El es mi esposo y lo respeto. El es el padre de mis hijos y yo les enseño a respetarlo. Pero él no está tomando el lugar que debe tomar. No está interesado en las cosas de Dios, y no viene a la iglesia. Parece que yo tendré que tomar la iniciativa. ¿Hago mal?"

"No," le dije, "No hace mal. Está haciendo lo correcto."


Se mantuvo firme. Después me contó como le había dicho: "Joe, no estoy tratando de quitarte autoridad. Pero yo voy a mantener a estos niños en la escuela dominical y en la iglesia. Si te siguieran a ti estarían apostando y tomando. Y otra cosa, debemos orar en la mesa. Nos sentamos y empezamos a comer como cerdos. Antes de que comamos, voy a orar."
Ella no le preguntó si podía—ella dijo: "Lo voy ha hacer." Y en la próxima comida, ella lo hizo.

Uno de los niños se fijó y le dijo:

"Mamá, Papi estaba allí sentado con una mirada perpleja expresando enojo." Pero, después de unas cuantas veces, empezó a inclinar su cabeza y a cerrar sus ojos junto con ellos.

Luego me contó que ella le dijo: "Joe, deberíamos leer la Biblia en este hogar, y debes ser tú el que lo haga. Pero no lo estás haciendo, así que antes de que nos acostemos cada noche, voy a leer un capítulo y a orar con los niños. Si estás aquí, deberías tener suficiente respeto hacia mí y los niños para sentarte y escuchar."

Ella dijo que algunas veces escuchaba. Pero al principio, cuando ella y los niños se arrodillaban para orar, él se quedaba sentado. Después de un tiempo, se levantaba de su silla y se arrodillaba también.

¡Gracias a Dios ella defendió su posición! Hasta donde yo sé, cada uno de sus niños era un cristiano. Y alguien me dijo que Joe se salvó cuando tenía cerca de sesenta años.

¡Usted nunca lo logrará, comprometiéndose con el diablo en ninguna forma!

Necesitamos un cierto equilibrio en estas áreas. Un esposo no puede revocar ninguno de los mandamientos del Señor. El no es Señor sobre la conciencia de su esposa—el Señor Jesucristo lo es.

Una esposa debe ser sincera en sus creencias aún, si es necesario, al costo de perder a su esposo si él no tolera su devoción a Cristo.

Es una tragedia lo que ocurre en nuestros días. Los hogares de ministros están siendo destruidos, l^a Biblia dice: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos..." Los hogares son destruidos porque un esposo o esposa se ha adaptado a sí misma al esposo o esposa de otra persona.

¡Necesitamos orar los unos por los otros!

Necesitamos adherimos a la Palabra de Dios en estos asuntos.

Efesios 5:33 es una escritura clave para las esposas. Le ayudará a cualquier mujer a hacer de un hombre lo que él debería ser en Dios. Es el arma más poderosa disponible a la mujer de hoy. Dice: Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido,—que le preste atención, lo considere, lo honre, lo prefiera, lo venere y estime; y que le obedezca a él, alabe, y ame y admire sobremanera.

Los hombres sólo son niños en cuerpos grande. ¡Aprecian el ser notados!

Esto dice que una esposa debe honrar y respetar a su esposo. No hay nada más desdeñoso que una mujer avergonzando a un hombre en público. Ella debe hacerle reverencia a él como al representante de Dios en el hogar. ¡Ella debe demostrar respeto!

No hable de los malos rasgos de su esposo. ¡Usted lo va a convertir exactamente en lo que usted dice que él es! Estímelo, respételo, préstele atención, hónrelo, prefiéralo y elogíelo. ¡¡¡Alábelo, ámelo y admírelo sobremanera!!!

¡Dios conoce mejor a la mujer y al hombre porque El los creó!